miércoles, 25 de febrero de 2009

No me he olvidado

Esta semana me encuentro fuera,lejos, perdido.
No puedo pensar en tocar la guitarra por la noche y estoy deconectado de las cosas de casa.
Volveré pronto, siento que ya estoy volviendo.

martes, 17 de febrero de 2009

Fracasó "Un fin de semana sin futbol".

La iniciativa de un fin de semana sin futbol, planteada como una reivindicación de género, ha resultado un profundo fracaso. Tanto en El Molinón como en el Ruíz de Lopera, escenarios aludidos en el manifiesto promotor, la cuota de generos resultó absolutamente paritaria. Es más, en Gijón, que es de don puedo dar testimonio presencial, hubo una verdadera avalancha de mujeres "de rodríguez" esperando a los autobuses de los jugadores antes de entrar en el campo. En dicha escena la predominancia feménina resultaba abrumadora (75%-25%). Repito soy testigo.
Es de suponer que los compañeros de esta señoras y señoritas habrían esgrimido de buen grado la propuesta del fin de semana sin futbol, pero como la petición sólo iba dirigida al sexo masculino, se habrán tenido que conformar observando en un segundo plano los vítores, aplausos y gritos (parecía que en los autobuses venían U2, Maná, Shakira, en fin) o esperando en casita o en algún otro lugar a que terminará lo contienda futbolística.
Albert Camus decía, más o menos, que "todo lo que sabía de as obligaciones del ser humano era al futbol que él lo debía". Y este señor escribió La Peste.
Yo disfruto enormemente en el autobus que me lleva de vuelta desde El Molinón a la Plaza del Carmen hablando con todas esas señoras mayores (muchísimas) que llevan más de 30 y 40 años viniendo al Molinón. Algunas viudas, otras tienen a los maridos jugando a las cartas o viendo el partido por televisión, pero todas unas verdaderas expertas, recuerdan alineaciones, partidos y saben de los jóvenes que esperan su oportunidad. Hablan de sístemas, de táctica, de los cambios, de lo que se hizo bien, de lo que se hizo mal.
Y me acuerdo de Camus. Habría disfrutado tanto en mi autobus.

sábado, 14 de febrero de 2009

Las dudas de Rosie

En una escena de "La hija de Ryan", Rosie y el cura se encuentran en la playa. Ella le pregunta por la utilidad del matrimonio y él contesta: "Para tener hijos y criarlos cristianamente, para calentarse mutuamente en las frías noches de invierno y para proporcionar una satifacción ordenada de los apétitos de la carne". Es una definición bastante acertada de la institución en occidente desde el punto de vista de la antropología funcional. Cuestión distinta es que queramos que todo eso cambie.
Desde otras visiones, que abogan por las descripciones densas, el matrimonio puede verse como un aprender a discutir dentro de una convivencia íntima y perdurable, normalizando la violencia que toda convivencia implica. Mauss diría: todo matrimonio se basa en aprender tres cosas: dar, devolver y recibir.
El amor es otra cosa. El amor siempre atemoriza y hiere ("Love hurts" que cantaban con verdadero sentimiento Gram y Emmylou), cuando no mata. Hoy día de San Valentín nos despertamos con muy tristes noticias desde Sevilla. Maldita sea. Ójala esta chica se hubiera fugado para siempre.
El matrimonio, bien llevado, sublima la pasión y con ella el impulso violento, aún a costa del amor.
Claro que Rosie no quería casarse, destestaba aquel su pueblo irlandés y todas sus convenciones sociales. Haría lo que fuere con tal de parecer diferente y, quizás de esta manera, sentirse libre. Hasta pegársela al maestro-marido con el teniente inglés-amante. Entonces el amor perdido aún ya olvidado, se convierte en pasión pura, violencia desmedida, sinrazón extrema.
¿Para que sirve el matrimonio? Tomen ustedes nota.

viernes, 13 de febrero de 2009

Vispera de San Valentín

Se me ocurren muchas canciones sobre el desamor. Mañana muchos cumpliremos con un ritual impuesto. Ayudaremos a mejorar los datos del consumo y gracias al regalo algunas guerras cotidianas tendrán tregua. No será ni mucho ni poco, simplemente será, como todos los años. No creo que lo del fin de semana sin futbol vaya a llegar a alguna parte. No es para tanto lo de San Valentin.
En estos días prefiero acordarme de los "lonesome hearted lovers with too personal a tale"- esos enamorados sin pareja enganchados a sus historias personales sobre el amor -, de los que no lo tendrán nunca y de los que aún llegando demasiado tarde puedan, por un instante, intuir que, de haber llegado antes, lo habrían tenido todo.
Esta noche tocaré mi guitarra y beberé aguardiente. Cuando cambie el día estare solo. Pondré Re, luego La y depués repetiré el Sol dos veces. Y cantaré: "Ventanas tristísimas detrás de las estrellas y una luna amarilla surgiendo, grandes pájaros volando a través del cielo arrojando su sombra sobre nuestros ojos para dejarnos desamparados, desamparados, desamparados."